domingo, 23 de marzo de 2014

La idea de nuestro patrimonio histórico y cultural – Pablo Escalante Gonzalbo

La idea de nuestro patrimonio histórico y cultural es una recopilación de textos -unos más interesantes que otros y otros mejor escritos que otros, todo sea dicho- de académicos especializados en el patrimonio tangible e intangible de los mexicanos. Desde las pirámides hasta la Virgen de Guadalupe, pasando por haciendas, templos, conventos, el fanatizado petróleo, el patriarcal maíz y, por supuesto, las más famosas esculturas prehispánicas: la Piedra del Sol, el monumental Tlaloc y la intimidadora Coatlicue, todo es analizado en esta obra en su relación con el pueblo, el de antes y el de ahora.
La composición del libro está coordinada por Pablo Escalante, quien también colabora en los textos de manera bastante acertada. Una autora que ya ubicaba por su interesante guía para estudiar El Segundo Imperio, Erika Pani, es otra de las colaboradoras del libro. A los demás francamente no los conocía, pero se puede ver que se trata de académicos con una trayectoria si no envidiable sí admirable, y aunque algunos no tengan una prosa que me haya hecho disfrutar, lo cierto es que sí desbordan conocimiento, además de que varios blindan sus textos con una estupenda y sólida bibliografía.
Algo que quizás no haga falta mencionar es que en esta obra no se detalla el contexto histórico de cada bien tangible e intangible, sino que simplemente se nos ofrece una por demás interesante introducción acompañada de un análisis del edificio, escultura, deidad o liquido en cuestión en su calidad de símbolo.
Porque eso es lo que son todos esos bienes mexicanos: símbolos, tan importantes como la bandera, el escudo y el himno -hechos por el Estado estos tres-, y forman parte del componente cultural que tiñe de orgullo a toda una nación, desde Tijuana hasta Mérida, lugares de donde no salió el monolito para esculpir a Tlaloc, pero a donde ha llegado ese pegamento que nos une a todos, a veces por decreto del Estado y otras a su pesar.
Al leer este libro no pude dejar de recapacitar sobre algo muy importante: México es uno de esos pocos países privilegiados que bajo la tierra guardan un patrimonio invaluable -que no hicimos nosotros, pero que está allí para otros-, tan extraordinario que quizás sólo pueden tratarlo de igual a igual Grecia y Egipto.

martes, 11 de marzo de 2014

México a través de los siglos –Vicente Riva Palacio

La enciclopedia México a través de los siglos no es simplemente un compendio más de historia de México, como tantos que se han escrito. Esta serie de cinco libros merece una mención especial, por su contexto, su imponente monumentalidad y, naturalmente, por su extraordinario contenido. Aunque he puesto en el titulo de la entrada el nombre del general Riva Palacio, eso no significa que él haya sido el autor de toda la obra, pero sí fue el coordinador e impulsor principal del proyecto, autor del segundo volumen sobre el virreinato, tema en el que era un experto.
Los libros salieron a la venta en el año de 1884, causando un gran revuelo porque se trataba, aun siendo lo que eran, libros, de un proyecto gigantesco impulsado por el gobierno, que evidentemente exigió a los autores una concentración extraordinaria, una investigación detallada y también les absorbió todo su tiempo. Algunos señalan que fue una estrategia de Porfirio Díaz para mantener muy ocupado a Riva Palacio y así lograr que no se le ocurriera interesarse por la presidencia.
Fue hace algunos años cuando me compré la enciclopedia, y recuerdo que inmediatamente me puse a leer el quinto volumen, el de la reforma y el imperio, escrito por el historiador José M. Vigil. Desde el principio me di cuenta de lo interesante de la monumental obra, sencillamente me quedé impresionado por la importancia, calidad y cantidad del contenido. Documentos que en otras fuentes había hallado sólo a medias, cuando mucho, en la enciclopedia aparecen íntegros, ya que al ser un libro monumental, están incluidos sin ninguna mutilación. De tal manera que podemos hallar cartas, decretos, discursos, artículos y un sin fin de textos de crucial importancia para formarse una opinión sólida y sustentada sobre lo que ocurrió en aquellos turbulentos tiempos. La prosa del autor, que merece mención aparte, es agradable, crítica pero guardando la distancia de la imparcialidad. Evidentemente Vigil era juarista, aunque fue respetuoso con los adversarios de la republica y hasta trató de hallar razones morales para justificar humanamente a los contendientes de ambos bandos.
Después me puse a leer tercer volumen, que comprende la guerra de independencia y que fue escrito por Julio Zárate. Aquí me hallé una prosa más acida, más crítica con los opositores a la versión oficial y bañada por una no muy discreta aura anticatólica sorprendente. Seguí hacía abajo para leer el período colonial, con la agradable prosa del general Riva Palacio, un tema que, aunque siempre he sido muy aficionado a la historia de México, me era muy poco conocido. El siguiente volumen que tomé fue el cuarto, que comprende las andanzas de Santa Anna entre la presidencia, sus fincas en Veracruz y sus fracasos, que fueron los de México. Este libro fue iniciado por Juan de Dios Arias, pero su muerte hizo que lo concluyera Enrique de Olavarría y Ferrari.
Y hace unos días me dio por empezar el primer volumen, el que debí haber empezado hace años por orden cronológico pero que dejé en el olvido porque era mucha mi hambre de conocimiento sobre el Segundo Imperio. Éste, el primero, lo escribió el historiador y arqueólogo Alfredo Chavero, y trata sobre el México antiguo y culmina en la conquista, una etapa de la historia que el PRI se empeñó en vincular demasiado a lo que somos cuando en realidad tenemos tantos lazos con ella como los musulmanes egipcios con las pirámides, porque, los mexicanos de hoy somos una sociedad de la Biblia -aunque la mayoría no la lean-, hablamos una lengua surgida del latín y no tenemos ningún vinculo cultural con nuestras bellas ruinas. Incluso dudo que muchos nativos mexicanos lo tengan. Aunque eso no significa que no sean un extraordinario patrimonio que como pueblo civilizado debemos de preservar y estudiar, por más que, insisto, culturalmente nada nos una a ellas.
Y, volviendo al libro, es muy bueno, tanto como los otros cuatro. La enciclopedia México a través de los siglos es verdaderamente el resultado admirable de un proyecto monumental. Los aficionados a la historia mexicana que no la conocen sin duda se sorprenderán mucho con su contenido, que es tan extenso como interesante, y difícil de hallar en otros libros.