domingo, 21 de junio de 2020

La ciudad sin nombre – José Luis Trueba Lara


Esta novela corta es una especie de “visión de los vencidos” desde la perspectiva de un niño, un niño mexica que se siente orgulloso de ser lo que es, de su pueblo y del emperador que todo lo domina, del respeto y temor que causa el imperio donde le ha tocado la suerte de nacer, y del porvenir que le aguarda.
Pero su infancia y sus proyectos de vida, su familia, su ciudad y la cosmovisión en la que ha sido educado se desmoronan con la llegada de unos guerreros que montan venados sin cuernos, guerreros salvajes y despiadados que de un día para otro lo destruyen todo.
El niño observa, desde su ignorancia y su inocencia, desde su cuadrado mundo, cómo su emperador huye para caer al poco tiempo prisionero del enemigo, cómo todo a su alrededor lo destruyen y cómo lo envuelve la nada, y cómo llega el fin de todo sin perder necesariamente la vida.
Estamos ante una historia que nos ofrece esa visión desde la infantil ignorancia que tiene que ver más no aceptar que su mundo entero desaparece, con la única posibilidad a fin de cuentas de caminar tristemente hacia la nada, a si ver allá ha quedado algo.
La novela no pretende instruirnos sobre la historia de la conquista, sino  llevarnos a intentar imaginar cómo fue aquella masacre vista por un niño, y, ante todo, cómo lo vivió ese niño. Creo que en ese único objetivo – el del niño que lo ve todo pero que no logra comprender nada, ya explorado por otros autores en otras tragedias de la humanidad- la novela fracasa. No logra llevarnos a la pena que siente el niño porque todo, todo ese drama de muerte, de desesperación, de dioses que se negaron a última hora a ayudar a sus fieles, transcurre muy rápido.
El argumento, aunque  trillado, es aceptable. En el desarrollo es donde quizás el autor nos sale a deber. En fin, que para todo hay gustos y opiniones.

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