Dentro de
la gran cantidad de libros que son necesarios para adentrarse en la biografía
del emperador Maximiliano de México, hay uno que es imprescindible, fuertemente
blindado de soporte bibliográfico y además una obra literaria de altos
vuelos. Me refiero a Maximiliano y Carlota, una biografía de
la pareja imperial mexicana escrita por Egon Caesar Conte Corti, un
extraordinario historiador y escritor, además de aristócrata, súbdito y
profundamente admirador de los Habsburgo.
El autor
Corti
nació en 1886 en Zagreb, Croacia, entonces parte del imperio Austrohúngaro,
como miembro de una familia de nobles italianos que al reunificarse Italia
continuaron siendo fieles a los Habsburgo. De joven peleó en la Primera Guerra Mundial
distinguiéndose por su valor. Al terminar el conflicto se enfrentó con la
amarga realidad de todo aristócrata austriaco: que la monarquía había
desaparecido.
Resignado
a su nueva vida, estudio historia y se dedicó a escribir biografías que
tuvieron éxito gracias a su aristocrático nombre y a que escribía
extraordinariamente bien. Sus personajes favoritos para biografiarlos fueron
los Habsburgo; no sólo escribió la biografía de Maximiliano y Carlota, también
de la emperatriz Sissi y del emperador Francisco José. Esta última constó de
tres volúmenes, el tercero de ellos inacabado por su muerte, en 1953.
Entre las biografías que escribió Corti y que
lamentablemente no se encuentran traducidas al español, destacan la de Leopoldo
I de Bélgica, suegro de Maximiliano, y la del canciller Metternich, el más leal
y eficiente servidor de los Habsburgo en el siglo XIX. Gracias a su posición,
Corti tenía acceso a documentos muy propios de la aristocracia y de ellos se
valía para escribir sus libros perfectamente bien documentados, como puede verse en su extraordinario libro Maximiliano y
Carlota.
El libro
Corti se
interesó por el emperador Maximiliano cuando estaba investigando para escribir
la biografía de un tío abuelo suyo, el archiduque Juan de Austria. El autor
tuvo acceso al Archivo del Estado de Viena, donde se encontraban alrededor de
200 cajas que contenían documentos referentes a la candidatura de Maximiano al
trono de México y al periodo de su gobierno. Corti se dedicó a estudiar todos
los documentos, en su mayoría cartas de los interesados, mexicanos y
extranjeros, y complementó su bibliografía con libros de varios autores,
algunos protagonistas incluso del sitio de Querétaro, escritos en diferentes idiomas. Corti, como
buen aristócrata, era políglota y no tenía problemas para leer en varios
idiomas.
En 1924
publicó en alemán Maximiliano y Carlota,
y aunque aún no alcanzaba la madurez intelectual propia de la longevidad,
tenían 38 años, el libro es extraordinario, con una prosa elegante, lenta pero
muy agradable, y un tenue sarcasmo muy propio del aristocrático autor.
Si alguna
flaqueza tiene el libro es que no inicia desde el nacimiento de Maximiliano,
Corti apenas repasa el plan de estudios al que fue sometido junto con sus
hermanos, como correspondía a un archiduque. El inicio del libro se da en la
juventud del futuro emperador, antes de que fuera virrey en Italia, y termina
con la repercusión de su fusilamiento en Europa.
Corti cita
un sinnúmero de cartas de los diferentes personajes que influyeron para que
Maximiliano fuera emperador de México. Entre ellos destacan los emperadores de
Francia, Napoleón y Eugenia, los mexicanos Almonte, Hidalgo y Gutiérrez de
Estrada, el rey Leopoldo de Bélgica y el propio interesado en el trono,
Maximiliano.
Gracias a
esas cartas, y a su excelente modo de escribir, Corti logra dar al lector una
perfecta idea del proceso de la fundación del Imperio, las dudas más que
justificadas del futuro emperador, y de los intereses egoístas y mezquinos de
cada uno de aquéllos que colaboraron en el entronamiento de forma directa y en
el fusilamiento de forma indirecta del noble archiduque.
Corti
critica a todos, incluso a Maximiliano, por el que sentía un gran respeto al
ser un Habsburgo. No habla nada bien de los austriacos que decidieron volver a
su país con los franceses dejando a su archiduque solo, a su suerte, que fue
desgraciada.
Como ya apunté, este
voluminoso libro, muy bien escrito y muy bien documentado, es imprescindible
para entender a Maximiliano y saber del Imperio. Lo edita el Fondo de Cultura Económica,
desde que fue traducido al español, en 1944. Vale la pena leerlo, no sólo para
aprender de historia, también para disfrutar de un muy buen libro.
No habra algun link para descargar el archivo.
ResponderEliminarCuando llegue la feria del libro a los Ángeles lo buscare.
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