martes, 24 de febrero de 2015

México mutilado – Francisco Martín Moreno

Hace ya algunos años leí México mutilado, pecado de juventud diría un célebre arquitecto.  Se trata de la obra más famosa de Francisco Martín Moreno antes de sus Arrebatos carnales. Leí este libro porque fue el más fácil de hallar en un momento en que pretendía saber qué pasó con esa parte del norte de México tan rica en oro como en petróleo que se perdió en un momento de nuestra historia que nos negamos a estudiar tanto como a olvidar.
La guerra contra los Estados Unidos ha sido siempre el período más doloroso para los mexicanos. Es una espina clavada que duele  tanto por lo que se perdió como por cómo se perdió. México no sacó de allí más que un deslustrado empate en la Angostura del que nadie quiere hablar primero porque abordar el tema es a la vez hablar de la derrota y de la humillación y segundo porque fue la mejor batalla del innombrable Santa Anna, presuntamente traidor en esa guerra y en esa batalla, la mejor de las muchas que encabezó en su larga, caótica, a veces ridícula y triste vida militar.
Algún sociólogo diría que desde la Angostura nos acostumbramos a celebrar los empates como si fueran victorias -sobre todo en el fútbol-, quizás porque éstas se nos niegan con demasiada frecuencia.
Francisco Martín Moreno aborda esa triste guerra en esta novela. Una novela mal contada, por cierto, en la que parece que el propio autor en algún momento se aburrió de escribir. En ella hay dos protagonistas, Santa Anna y Polk. El primero es un amante del poder tanto como de glorias falsas y mulatas. Santa Anna no busca más que protagonismo sin esfuerzo y descanso para liberar el aburrimiento que le causa la política; es un pillo mentiroso capaz de todo con tal acrecentar su ego, y con apenas una diluida pizca de patriotismo que le aflora muy de vez en cuando.
Polk en cambio es un lobo con los colmillos bien afilados, adicto al trabajo y obsesionado con incrementar el territorio de su país quizás ya vislumbrado que años más tarde llegaría a ser con mucho el más poderoso del mundo. La novela es una enorme fila de enormes párrafos que buscan divertir a la vez que ilustrar logrando a medias sólo lo segundo, en donde se aprecia la terriblemente caótica situación política y militar de México, convirtiéndose poco a poco en un país al que se le puede derrotar con un cañonazo. Y, por otro lado, exhibe a un Polk trazando meticulosamente un plan del que un vecino débil no puede de ningún modo salir bien librado.
El libro como obra literaria es peor que la cicuta, y como obra didáctica es digerible sólo si se toma como introducción. También advierto que aquí no se ve por ningún lado al heroico batallón de San Patricio defendiendo un suelo ajeno con más valor del que demostraron los soldados mexicanos. Tampoco al hijo póstumo de Iturbide -salvo una breve mención- peleando con bravura para defender al país que había liberado su fusilado padre.

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