Muchos desde incluso antes de que
Maximiliano aceptara el trono de México ya aseguraban que el proyecto era
inviable, que las consecuencias serían catastróficas y que el príncipe que se
aventurara en algo tan temerario correría serios peligros. Una vez consumado el
epilogo del Cerro de las Campanas, esas voces cobraron la mayor de las
credibilidades, porque sencillamente habían tenido la razón, pero ¿es cierto
que el proyecto era inviable?
La realidad es que sí hubo
posibilidades de consolidación pese a que, indudablemente, el fracaso era lo
más lógico. Quienes aseguraban que Maximiliano saldría muy mal parado de la
empresa, fundaban sus dichos partiendo del que hecho de que en los Estados
Unidos el Norte Ganaría la guerra y Lincoln no le daría jamás su reconocimiento
a una monarquía en su frontera sur. E inclusive se sentiría tentado a enviar a
su poderoso a ejército a México para echar del continente a los franceses.
Esa posibilidad también la
contempló también Napoleón III, por ello aprovechó para invadir México cuando
el sur, comandado por el temerario general Lee, estaba ganando la guerra en
Estados Unidos. Otros simplemente argumentaba que México era un país adicto a
las revoluciones y que por ello el príncipe austriaco bien podía ser víctima de
un cuartelazo o, peor aún, de un atentado.
Por el lado del patriotismo,
también la supervivencia del imperio fue puesta en duda argumentando que los
mexicanos jamás aceptarían a un gobernante invasor que llegaba al país amparado
por las bayonetas francesas, y que el pueblo prefería la república tanto como
le era desconocida la monarquía.
La realidad es que una vez puesto
me marcha el imperio, éste se vio tan viable que si se derrumbó fue
precisamente debido a que el Norte ganó la guerra en los Estados Unidos. Gracias
a esto, Juárez recibió armas mortíferas y muy potentes que hicieron más
poderoso a su otrora débil ejército, aparte de que Napoleón fue presionado por
el vecino país del norte para que retirara sus otras o de lo contrario tendría
que enfrentar una guerra en desventaja.
Esto dejó a Maximiliano sin el
apoyo de las tropas extrajeras y con un enemigo bien armado que pronto empezó a
apoderarse del país, lo que al poco tiempo provocó la irremediable caída del
imperio.
Pero si el Sur hubiera ganado la
guerra, es muy probable que hoy México tuviera un emperador, aunque fuera tan
de adorno como los reyes en Europa, si es que no lo hubiera derribado la
revolución, de haber existido también ésta, claro.
Porque para ningún historiador es
un secreto que Maximiliano fue realmente querido por el pueblo. Si bue la
población odiaba a los franceses, ante ese emperador gentil y cálido, con una
voz tan agradable, todos se sentían seducidos. Además, tenía un verdadero
programa político que contemplaba corregir la mayor parte de lo que estaba mal
en México. Si el Norte hubiera perdido, Juárez no habría recibido ninguna clase
de apoyo militar y Napoleón sin duda alguna hubiera prolongado su apoyo, lo que
sin duda habría propiciado la derrota republicana tarde o temprano.
Indudablemente, el imperio fue
viable, se pudo consolidad y de haber sido así, seguramente hoy México no sería
lo que es. No se puede descartar el hecho de que muy probablemente, sería mucho
más próspero y poderoso de lo que lamentablemente es.
Yo pienso que independientemente de quien ganara la guerra de Secesión, ya fuera el Norte o el Sur, el Imperio estaría condenado al fracaso,porque por encima de cualquier resultado sería válida la Doctrina Monroe; por otra parte hay que recordar que Maximiliano no detentaba todo el poder, sino que lo compartía con Bazaine, este con el poder militar, y el otro con el poder civil, lo cual ocasionó sin duda diferencias irreconciliables y esta situación la aceptó en su momento Maximiliano en el Pacto de Miramar; pero no era la primera vez que ocurría tal hecho, pues hay que recordar que cuando fue virrey en el Lombardo-Veneto, compartía también el poder con el militar Franz Gyulai; lo que a la postre llevó su gestión al fracaso.
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