Clemencia es una novela del siglo XIX que podríamos catalogar como
la cúspide del romanticismo mexicano, toda vez que aceptemos primero que éste
existió. Es, junto con Navidad en las
montañas, la obra más conocida de Ignacio Manuel Altamirano, el escritor
por excelencia de la Reforma y el Imperio.
Los hechos se sitúan en la ciudad
de Guadalajara, poco antes de que sea invadida por los franceses. Allí se
acuartela el ejército mexicano, todavía lamiéndose las heridas provocadas por
la toma de Puebla, justo en el prefacio del Segundo Imperio.
En tales circunstancias, está muy
arraigado en algunos tanto el patriotismo como la traición, de manera tan
indistinta y confusa como para que el traidor se sienta patriota y el patriota
traidor. Trasladándonos a la época, recordemos que no existía un gobierno
consolidado, que años y años de revoluciones no habían construido una identidad
nacional por la cual inclinarse sin albergar dudas.
Muchos mexicanos realmente veían
el apoyo a los franceses y, más aún, a Maximiliano como la forma correcta de construir
un México pacífico y próspero. En la reciente novela Juárez en el Convento de las Capuchinas, la reunión secreta con Maximiliano, el emperador le reprocha al presidente el hecho de que algunos
mexicanos hayan sido obligados por los juaristas a pelear por la causa de la república, siendo llevados al campo de batalla incluso encadenados.
Así las cosas, algunos militares
se sienten seducidos por el bando francés, como es el caso de Enrique Flores,
un guapo comandante, alegre y carismático e irresistible para las mujeres, y
que no ve la hora de cambiarse al bando del enemigo. Pero por otro lado tenemos
a Fernando Valle, un hombre poco atractivo, serio y hermético, desagradable por
su forma de ser incluso para sus camaradas de armas, pero indudablemente
patriota y bravo, veterano de la batalla de Puebla.
Flores y Valle se enamoran de la
hermosa Clemencia, y ésta, superficial aunque se cree muy analítica, sólo usa a
Valle para animar los celos de Flores, de quien se siente perdidamente enamorada
por su carisma y galanura. A la hermosa joven le dolerá mucho, en esta romántica
historia, darse cuenta de qué tan cobarde es realmente Flores y cuán barato
vende su honor, y la clase de hombre sacrificado y valiente que es Valle,
capaz, como un caballero de la época, de ir al paredón porque sea feliz la
mujer a la que ama, sin que apenas ésta le dedique una sincera sonrisa.
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