Uno de los estilos artísticos del
pasado más hermosos, más enigmáticos e intimidantes sin duda es el gótico. Se trató
de la consolidación, y evolución, del arte románico, toda vez que éste había
sido más que una búsqueda de belleza un rompimiento con el arte clásico pagano
del gran imperio que había sido Roma.
El gótico no llegó a México en su
presentación arquitectónica. Cuando Cortés
invadió y conquistó el país Europa estaba disfrutando de los avances del
renacimiento, por lo que ningún edificio con sus rosetones y su pináculo alargado
se edificó no sólo en nuestro país sino en cualquier otra parte del continente.
Pero con la escultura hubo mejor
suerte. Infinidad de templos del siglo XVI en varias partes del país están
engalanados con obras góticas. La justificación de este anacronismo es fácilmente
explicable. Los frailes evangelizadores, además de que no eran artistas, tenían
por misión no innovar en las artes sino arrimar a los indios al cristianismo. Querían
que éstos se empaparan del arte cristiano, y daba igual que fuera románico,
gótico o renacentista, este último el contemporáneo por entonces.
Al haber en la escultura mucha
más libertad que la arquitectura por sus dimensiones, costos, usos y
responsabilidades, no fue difícil que bastantes estaturas religiosas fueran
producidas en arte gótico, a partir de dibujos traídos del viejo continente.
La arquitectura tuvo que esperar
varios siglos para imponer su belleza en el país. Pero ya no como gótica sino
como neo. En el período romántico de las artes el estilo fue nuevamente
adoptado en Europa y, como entonces las modas cruzaban el atlántico al igual
que ahora, pronto empezó a germinar en América el gusto por la arquitectura neogótica.
Pero en México se edificó más
bien poca. Algunas ciudades sólo cuentan con un ejemplar y otras con ninguno. El
Santuario Guadalupano de Zamora quizás sea la obra más costosa que se hizo en
el país en este estilo. ¿Por qué no se inundó México de neogótico pese a su
gran belleza? Porque el gusto de la sociedad porfirista obedecía ciegamente al
estilo neoclásico como parte de su característico afrancesamiento.
Quizás pudo haber evolucionado
con los años hasta llegar un momento en que el neogótico superara por fin al neoclásico
y hoy tendríamos muchas de esas hermosas, esbeltas y misteriosas iglesias, pero
llegó la revolución y con ella en México, al igual que en Europa con la Gran
Guerra, cambió todo en cuanto al arte se refiere. Una pena.
hola
ResponderEliminarCuántas iglesias ó templos en México hay en esta tendencia gótico y neogótico
ResponderEliminarSobre alzate en CDMX en la Guerrero por el metro hay una súper decente
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