jueves, 13 de septiembre de 2012

La fiesta de las balas – Martín Luis Guzmán


Para comprender un conflicto armado que dura muchos años, es necesario estudiarlo muy detenidamente, estudiar los motivos que lo originaron, a los protagonistas y los motivos de éstos, que no siempre son los mismos del conflicto. Pero para darnos una idea del horror y la crueldad tan propios de las revoluciones y de las guerras, a veces un relato que sólo nos brinde un fragmento de aquello es suficiente, no importa que ese relato sea por completo ficción, siempre y cuando éste bien trazado.
En el caso de la revolución más triste de la historia de México, por sus víctimas y por todas sus consecuencias que aún pagan los mexicanos de hoy a la hora de la comida, el relato que es ideal para comprender sus horrores es La fiesta de las balas, del chihuahuense Martín Luis Guzmán.
El protagonista único de este escalofriante relato es nada menos que Rodolfo Fierro, el mismísimo Carnicero, un hombre al que el fanatismo ha querido convertir en héroe aun cuando se sabe que lo que más disfrutaba hacer era matar por gusto, matar a quien fuera, matar para sembrar el miedo a su persona, matar y matar. Y lo hizo. Vaya que lo hizo. Y nadie lo castigó nunca.
En La fiesta de las balas, después de una batalla, Villa, que era tan malo como Fierro pero se las daba de bueno haciendo que el otro fuera el ejecutor, le ordenó a su matón particular despachar al otro mundo a trescientos prisioneros. Fierro, Fierrito, de cariño como lo llamaba Villa -¡vamos que entre matones también hay sentimientos!-, ideó una estrategia para probar su buena puntería, su rapidez, y al mismo tiempo cumplir con puntualidad y eficiencia las órdenes de su jefe.
La cruel maniobra consistió en echar a correr a los desdichados uno a uno mientras Fierro, como único tirador y con un asistente que le cargaba las pistolas, hacía blanco en ellos por la espalda mientras trataban de librar una cerca que les salvaría la vida.
El relato, como ya dije, es aterrador. Es ficción, claro, pero retrata muy bien a Fierro y a la revolución en general. Ese conflicto que muchos confunden por liberador costó la vida a demasiados inocentes sólo por el capricho y la retorcida ideología de algunos. Es larga la tarea de estudiarlo. Pero para comprenderlo algún pequeño texto ayuda mucho, y para ello yo recomiendo La fiesta de las balas, un relato que espanta, que conmueve, pero que está bien escrito.

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