Pocos
placeres de la vida se pueden contar sin ruborizarse. Tomar un buen café es uno
de ellos, pasar una tarde de verano contemplando el atardecer sin miedo a que
el teléfono suene es otro, y leer una excelente novela probablemente sea el
mejor de todos. Ese viejo placer me lo ha dado esta semana El príncipe de la soledad. Al leer el último párrafo aún no podía
creer que fuera tan buena, de esas novelas a las que no les falta ni les sobra
nada. Aunque… en realidad sí le falta algo: una segunda parte.
Pero ¿qué
tiene El príncipe de la soledad que
es una novela tan, tan buena? Creo que lo principal es que se trata de una
historia que engancha, que no invita sino obliga a seguir leyendo. Hace incluso
que por la mañana, antes de ir al trabajo, den ganas de leer un poco, aunque
sea sólo un poco, para saber cómo termina ese capitulo tan brillantemente lleno
de misterios.
Porque es
precisamente con misterios -que el autor es un experto en crear- con lo que la
novela obliga a uno a no quitarle los ojos de encima. Pero también encontramos
a personajes enormemente interesantes -gracias a sus misterios, cierto- que
tienen detrás de sí, y delante, historias muy bien logradas, aparte de sus
carácteres, nada típicos en las novelas de hoy.
De todos
los personajes, el que más me cautivó, y por lo que he leído también a otros
lectores, es Albram Dorogant, uno de los seis jueces del Círculo. ¿Y qué es el
Círculo, para empezar? En el centro de una milenaria ciudad hay un enorme bosque
en el que curiosamente a nadie le pasa nada aun cuando no hay nadie que lo
vigile. Los habitantes de Berglora, la ciudad, poca o ninguna importancia le
dan al hecho, pero hay un joven, Baon, muy serio y diferente a todos, que tiene
casi la seguridad de que en el bosque habitan seres que se encargan de que no
pase nada.
Para
fortuna de nosotros los lectores, Baon tiene razón. En el bosque está la
entrada al Círculo, pero nadie puede entrar allí, a menos que quienes allí
viven lo lleven. Los gobernantes del Círculo, los aristócratas, nunca han necesitado nada de los
que viven afuera, pero las cosas para ellos han cambiado, y repentinamente se
dan cuenta de que sí necesitan algo de los inferiores:
su sangre.
Baon es el
primero en darse cuenta de que personajes muy peligrosos andan merodeando por
el bosque, y a la vez de que allí habitan unos fieros lobos que los inferiores
no pueden ver, excepto él, que extrañamente atacan sin ninguna piedad a todo
aquel que se atreve a salir del Círculo.
Cuando los
aristócratas envían a sus siervos al bosque a llevarles víctimas, Baon, su mejor amigo, Gaen, y la chica de sus sueños, Lile -hermana de Gaen-, terminan dentro del
Círculo, enfrentados por azares del destino al joven y temperamental juez
Albram Dorogant, un hombre muy misterioso, que poco tiene que ver con los
aristócratas y que no es lo que aparenta al principio, ni después.
Pero
también hay una guerra, con espadas, que exige honor, en la que Albram
participa con su ejército, riéndose de todos y sin aclarar nunca, a pesar de
ser uno de los seis jueces, de qué lado está ni qué busca. De hecho mucho de lo
interesante de la novela se desprende del doble juego que se traen varios
personajes. Albram no es el único que se la pasa envuelto en sus misterios, pero
quizás los suyos son los que guardan las mejores sorpresas.
Pues éste es El príncipe de la soledad, una novela fascinantemente bien trazada, bien estructura, con tantos misterios como la más brillante de las novelas policíacas, pero también llena de originalidad. Y algo tal vez aún mejor es que quien lo desee puede empezar a leerla ya sin pagar por ello, bajándola GRATIS del blog del autor. Yo la recomiendo ampliamente, muchos se sorprenderán de lo buena que es.
Pues éste es El príncipe de la soledad, una novela fascinantemente bien trazada, bien estructura, con tantos misterios como la más brillante de las novelas policíacas, pero también llena de originalidad. Y algo tal vez aún mejor es que quien lo desee puede empezar a leerla ya sin pagar por ello, bajándola GRATIS del blog del autor. Yo la recomiendo ampliamente, muchos se sorprenderán de lo buena que es.
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