martes, 16 de octubre de 2012

La guerra de guerrillas – Ernesto “Che” Guevara


Hace ya algunos años que leí el famosísimo libro del Che, el mismo que se ha convertido en medio siglo en una autentica Biblia del guerrillero. Pocos conceptos recuerdo a estas alturas porque sencillamente me pareció una obra de muy modesta calidad: como manual para un guerrillero es bastante simple, con explicaciones que me parecieron innecesarias por predecibles, y como obra literaria no entretiene ni sorprende ni agrada.
El impacto del libro se debió al interés que existía cuando fue publicado, poco después del triunfo de Castro en Cuba, por convertir al Che en lo que según los historiadores más objetivos nunca fue, un hombre brillante. Muchos no lo consideran ni medianamente inteligente, y la única vocación que le ven es la de verdugo.
Sin embargo, para los biógrafos que lo idolatran, Guevara era un intelectual brillante incluso desde una edad muy temprana. En la película Diarios de motocicleta, del año 2004, el Che le sirve a su bienhechor en el Perú durante su primer celebre viaje, el doctor Hugo Pesce, como un imparcial crítico literario al revelarle los muchos defectos de su novela. Esa anécdota, en diferentes versiones como muchas más sobre Guevara, se puede leer en varios libros, aunque es difícil de creer.
El Che en esos tiempos era un joven aun sin ideología y desertor temporal de la carrera de medicina -la misma que según muchos historiadores nunca terminó-, y no era desde luego un intelectual que se las sabia todas, como se han empeñado en hacer creer sus hagiógrafos. Y el principal problema para éstos es que Guevara dijo muchas cosas y escribió otras tantas.  Y en eso, en sus discursos y sus textos, no se ve a un intelectual, ni siquiera a un hombre inteligente.
La guerra de guerrillas es un pequeño manualito que tomando en cuenta la importancia de lo que dice pudo haber sido mucho más pequeño de lo que es. No esconde entre sus páginas a un genio, y eso salta a la vista pronto, pero ni siquiera podría ser de mucha utilidad a un guerrillero porque lo que invita a hacer lo haría cualquiera sólo por sentido común.
Por principio de cuentas, no deja de ser sumamente extraño que después de escribir su manual perfecto del guerrillero, el Che haya perdido las dos guerras en que participó, en el Congo y en Bolivia. O no usó sus propias teorías o sus teorías resultaron no ser para nada eficientes. Sería bueno que quienes dispuestos a matar al capitalismo con fusil al hombro se marchan al monte llevando el libro de Guevara en la mano, recapacitaran un momento en que los consejos que contiene quizás llevaron al propio autor a fracasar y posteriormente a morir ejecutado.

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